UNA HUELLA EN EL ESPACIO DE UN MAESTRO

Por que la vida tiene sentido con la sonrisa de los pequeños...


Se despertó intranquilizada, sin tener muy claro el lugar en el que dormía, eso alucinaba Victoria. Lo mismo le ocurría a Verónica, Vanessa, Valentina y Violeta. Los recuerdos lejanos les regresaban nítidos sus sueños blancos y negros con los hechos de la cena de la noche pasada, la que no debió ser salida de su padre, la confianza del hombre que amaba, la confidencia del amigo de años y el sacramento del matrimonio en decisión relámpago. Discrepaban sus pensamientos, ilusiones y vergüenza de mujeres que lo único en que concordaban era la melancolía que surgía en la soledad de sus almas de aquel recinto oculto y sobrio de una vieja biblioteca y las mayúsculas iniciales de sus nombres junto con su feminidad: las mujeres V.

Cierto noche, Victoria salía a una invitación de una compañera de trabajo, caminaba por los andenes de aquellas calles que solo asomaban su sombra oscura y fría, sintió de inmediato un ahogo que acaloro su miedo.

A Verónica, mujer tímida y templada, le ocurrió algo similar, su padre salió aquella tarde cálida y la soledad inundaba su casa, sintió un vacío infinito cuando los pasos de un hombre la atemorizaban al entrar a su casa y asechar con todo lo que encontrara.

Ni que decir de Vanessa, joven, inquieta y extrovertida, sus sueños enervados fueron desechados cuando las manos de aquel hombre que amaba le quebranto su corazón saqueando su felicidad.

A Valentina, el ángel de su familia; su confianza se entregó totalmente a un amigo de años, dejando una mirada opaca y sombría cuando la ojeada de aquel joven hombre le desgarro su ingenuidad y sentido de pertenecía único e irrepetible.

Y a ella, la mujer casada y cansada del ultraje que no duro por mucho tiempo, esclava del que fue su héroe y que ahora lo llama explotador.

Ellas las mujeres V, fueron vulneradas bajo sabanas con mezcla de colores blancos, rojos y el reconocido líquido trasparente que inundaban sus ojos, lágrimas, encontrando su paraje femenino en las manos de la sociedad en los retazos de vidas singulares. Cada una con su historia, cada una con sus sueños y contadas en un recinto irrepetible de una vieja biblioteca que convirtieron en el centro de sus experiencias, Victoria, Verónica, Vanessa, Valentina y Violeta, mujeres consagradas a sus conferencias de primera cuentan sus situaciones y la marca que en su corazón dejaron aquellos animales bípedos llamados hombres. A ellas la melancolía de tiempos atrás se mudó en felicidad: sus hijos…

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