“El
niño necesita que se le dé la oportunidad de comprenderse a sí mismo en este
mundo complejo con el que tiene que aprender a enfrentarse, precisamente porque
su vida, a menudo, le desconcierta; a través de la creación de mundos posibles
al extraer un sentido coherente de sentimientos, construyendo y recreando
procesos estéticos y culturales asociados al lenguaje”
Dentro del rol que juega el educador
en el campo de la educación, es importante fundamentar y priorizar la
literatura como eje dinamizador del proceso de enseñanza aprendizaje en el
trabajo interdisciplinar en las practicas realizadas en el aula y de esta
manera, construir un sistema de significación con finalidades comunicativas y
significativas en los estudiantes.
Por lo anterior, la literatura en el
aula debe ser concebida desde el sentido específico de la estética,
histografía, sociología y semiótica asociados con el pensamiento, la realidad
cultural, el sentido crítico, la significación e interpretación de un abordaje
pedagógico para desbordarlo en el discurso literario y de esta manera
desarrollar la capacidad cognitiva y las competencias comunicativas estimulando
en los estudiantes la imaginación y despertando la curiosidad.
Por consiguiente, desde el discurso
literario y el juego de enfoques pedagógicos, asociados con el rol y la
formación del docente, generan el sentido de la crítica, que debe ser entendida
como una praxis de opinión, y como dice Roland Barthes “la crítica no tiene necesidad de juzgar, pues le basta con hablar acerca
del lenguaje, en vez de servirse del mismo”. Por esta razón la autenticidad,
de la literatura, se manifiesta como una trayectoria, es decir, un sistema de
encontrar significación, establecidas por medio del lenguaje, entre una
conciencia singular y el mundo.
Ahora bien, desde el trabajo realizado
en el aula, hay casos en los que se evidencia el poco análisis que tienen los
educandos y el bajo nivel de lectura que se presenta en diferentes
instituciones del país, debido a la poca concientización de algunos maestros
por la negligencia de explorar mundos posibles y la falta de formación desde
procesos, enfoques teóricos literarios-pedagógicos, metodologías cambiantes
para abordar el discurso literario, crear imaginación, desarrollar
competencias, formar en la vida y para la vida, que sería por el contrario, si
la lucha por el significado de una realidad cultural, literaria asociada con el
lenguaje, logrará en los estudiantes enriquecer la existencia del niño, joven
que se desenvuelve en un rol educativo para escudriñar desde sus interés y
necesidad la búsqueda del conocimiento ayudando a desarrollar su intelecto y a
clarificar sus emociones, hacerle reconocer sus dificultades, al mismo tiempo
que sugerirle solucionar los problemas que le inquietan, simultáneamente,
estimulando, la confianza en sí mismo y en su futuro.
De la misma manera observamos como la
realidad colombiana, se ve enfrentada a la diversidad de problemáticas
sociales, políticas, económicas que repercuten en el sector educativo y en el
contexto familiar de los educandos,
situación que no es nueva para un país con raíces de sometimiento y
pobreza donde es evidente que hay prioridad para invertir en situaciones
violentas y de conflicto armado, evitando enfrentar un país con carencia en
educación.
Así mismo, en las instituciones
educativas y en el rol de docentes está en priorizar en la calidad de
estudiantes que deben formar a través de experiencias innovadoras en el aula,
partiendo de la situación social, las necesidades del aprendizaje y los problemas
en el proceso pedagógico, como la baja capacidad para expresarse, la falta
originalidad en los temas y la pobreza en el vocabulario, la poca capacidad de
escribir con propiedad y uso adecuado de la gramática oracional y la falta de
coherencia y de cohesión en los textos. Para ello, el enfoque del proceso
pedagógico debe buscar superar los problemas mencionados y apuntar más a
desarrollar capacidades para crear, organizar y sustentar ideas y expresarlas
en los significados adecuados en los discursos teniendo en cuenta, los niveles
y el trabajo con los estudiantes.
Finalmente, se tiene en cuenta el
propósito del discurso literario y el discurso sobre la enseñanza del lenguaje,
los enfoques teóricos, pedagógicos y literarios son importantes en el trabajo en
el aula de clase y aun más en los procesos de lectura y en la producción de
textos, como en cualquier otra actividad humana, pues es cada niño quien construye
sus propias competencias, sus propios caminos en relación a sus compañeros, con el educador, con la
comunidad, y con la sociedad. En esta
perspectiva el papel del educador básicamente es crear las condiciones que
favorezcan el autoaprendizaje significativo de la lectura y de la producción de
textos en los educandos:
ü
Detectando
los intereses y necesidades básicas de aprendizaje de cada niño.
ü
Creando
las condiciones de una interacción cotidiana entre los niños y los textos
escritos. Activando los conflictos cognitivos fértiles, a de la interacción de
todo tipo de confrontaciones entre los niños.
ü
Suscitando
y ayudando a estructurar la actividad de
Metacognición de cada niño/a.
Para esto, se plantean actividades de
sistematización a fin que:
ü
Los
niños/as desarrollen una actitud de
lector/ escritor.
ü
Aprendiendo
a extraer índices, a interpretarlos, a relacionarlos.
ü
Formulando hipótesis y verificándolas.
ü
Los
niños se construyan el sistema de
escritura y su intencionalidad.
ü
Seriando
la hipótesis, identificando las características del escrito ( su configuración,
su exigencia de legibilidad, sus aspectos que difieren en función de los
soportes o destinarios, etc.)
.
Para
aprender a leer los niños requieren construirse una representación adecuada de
los fines de la lectura, así como de la
tarea a leer.